Durante siglos, el ser humano ha mezclado la pulpa rica en nutrientes de los frutos secos con agua para obtener un líquido blanco opaco de aspecto casi idéntico al de la leche, pero muy diferente en cuanto a sabor y propiedades nutritivas. Históricamente, se utilizaban sobre todo como alternativa durante periodos religiosos de restricción láctea o, a veces, como remedio medicinal; sin embargo, estas opciones de “último recurso” del pasado se están convirtiendo rápidamente en la elección principal de muchos consumidores modernos.
Y con razón.
Las ventajas de las “leches” elaboradas con frutos secos son numerosas, desde los sabores limpios y a frutos secos hasta la variedad de beneficios nutricionales. Muchas personas optan por sustituir su consumo de lácteos por alternativas vegetales por diversas razones, pero aquí nos centramos sobre todo en la salud.
Aunque los productos lácteos han formado parte de la dieta humana durante siglos, muchas personas siguen teniendo problemas digestivos y, a pesar de las creencias comunes, en muchos aspectos son nutricionalmente inferiores a algunas de sus alternativas a base de frutos secos.
Por ejemplo, el calcio es posiblemente el beneficio más valorado de la leche de vaca, pero las almendras son el fruto seco más rico en calcio, ya que una taza contiene el 37% de la recomendación diaria, mientras que la leche de vaca sólo contiene alrededor del 23%; una diferencia bastante significativa.
La leche de frutos secos es muy fácil de preparar y se conserva muy bien, cómodamente hasta una semana, con las condiciones sanitarias y de refrigeración adecuadas.
Combinar una variedad de frutos secos crudos es la forma óptima de obtener un perfil nutricional más completo (además de algunos sabores interesantes), ya que cada variedad tiene un alto contenido en un área y un bajo contenido en otra. Para mantenernos fieles a nuestra marca, sólo utilizamos frutos secos mediterráneos, pero cualquier combinación es buena siempre que sepa bien. En nuestra combinación particular utilizamos almendras, piñones y pistachos.
Una buena práctica consiste en remojar los frutos secos crudos en agua filtrada con un poco de sal marina durante la noche, escurrirlos y enjuagarlos bien antes de mezclarlos en la receta. Esto ayudará a eliminar parte de los ácidos fíticos presentes de forma natural en los frutos secos.
Este versátil producto no sólo es delicioso, sino que también está repleto de nutrientes. Acompáñenos en nuestro próximo artículo, en el que exploraremos la amplia gama de usos y beneficios de otros interesantes ingredientes mediterráneos. Suscríbase a nuestro boletín para mantenerse informado.
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https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC9601893/#:~:text=The%